Obra Pictórica
La obra de Diego Ruiz Cortés no solo es el resultado de una pasión por la geometría, el espacio y el color, sino por la pasión en la creación de una obra plástica. Toda su obra es producto de su inconformismo y voluntad, que de forma rigurosa y constante rompiendo con el pasado, la ha centrado en su trabajo y en la indagación y descubrimiento de nuevas formas.
Su obra se estima en más de »’800 pinturas»’. Gracias al trabajo del doctor Julio Soler Ballesteros, se han catalogado las 186 obras más representativas de la obra pictórica de Diego Ruíz Cortés, a través de la publicación de su Tesis Doctoral: “Diego Ruíz Cortés. Espacio, Geometría y Color”. Sin embargo, lamentablemente no existe un registro completo de su extensa obra pictórica. También son numerosas las exposiciones que realizó en diferentes ciudades: Madrid, Bilbao, Sevilla, Barcelona, Granada, Jaén, Badajoz, Zaragoza, Córdova, Huelva, Salamanca.
Su obra ha sido organizada por el Doctor Julio Soler Ballesteros en tres etapas:
1946 – 1968
Esta etapa se inicia en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla, donde realizará dibujos a carboncillo y pinturas al óleo como sus primeros bodegones, donde se refleja su falta de experiencia en la organización de los elementos.
Posteriormente, en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, trabajaría en la figuración, con la realización de retratos y bodegones que se van imprimiendo de su propio sello personal. Durante este tiempo utiliza una variedad de registros estilísticos, algunos coincidentes con el neoimpresionismo y postimpresionismo. Algunos de sus paisajes están realizados con pequeñas pinceladas de color, propio de la pintura neoimpresionista o puntillista, los colores son alegres y luminosos. Sin embargo, también realizará pinturas de gran sencillez, con tonos ocres y oscuros. En sus retratos se observa un análisis de las formas y trazos que reflejan un propio estilo. Todos sus retratos son de familiares y amigos, curiosamente no realizó ninguno por encargo. Tras finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes, su obra evoluciona de forma considerable. Diego empezará a realizar una importante labor de investigación sobre el proceso de su pintura, adentrándose en una reflexión muy personal, que le llevará a conseguir con lo que él considera importante, eliminando lo supérfluo, consiguiendo finalmente madurar su propio estilo. Esta etapa finaliza con la exposición colectiva en el Ateneo de Huelva en 1968, año en el que empezará a dedicarse a la enseñanza y a participar más en exposiciones, principalmente fuera de Sevilla.
1969 – 1995
En esta etapa, Diego Ruiz Cortés reside en Lucena (Córdova), Alcalá la Real (Jaén) y Dos Hermanas (Sevilla), debido a su faceta docente. Así, durante su residencia en Alcalá la Real entre 1969 y 1972, como novedad aparecerán las primeras geometrías, que marcarán el gran cambio de rumbo del artista, como se aprecia en las series que denomina «Hombres perforados» y en los paisajes rurales de Alcalá la Real. En este período realizará las series de pinturas más significativas de su carrera artística. Al trasladarse a Dos Hermanas, su obra comprende desde unos sencillos dibujos realizados a lápiz y rotulador de paisajes, hasta una pintura de conceptos, formas y cromatismos muy personales, dentro de un mundo de figuración y abstracción geométrica al servicio de la imaginación. En algunos cuadros usará de forma exclusiva la geometría y el color con la única intención de conseguir efectos ópticos y cinéticos. En otros casos, realizará composiciones espaciales y volumétricas con figuras geométricas y planos de color, consiguiendo un equilibrio de colores y formas. Y en otros cuadros enviará mensajes expresando ciertas preocupaciones de carácter social, con la serie Cabezas, donde el artista quiere mostrar que el camino elegido por el hombre no es el acertado y que lo llevará desde la deshumanización a la destrucción total. Algunas de estas obras se mostrarán en exposiciones de la Diputación de Badajoz en el año 1978, de la Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla, y de la Galería Rafael Ortiz. A partir de esta etapa, el artista trabajará en espacios modulares con repetición de elementos geométricos y perfiles de cabezas, evolucionando hacia las »’figuras imposibles»’. A inicios de los 90, profundizará en la investigación de la óptica a partir de medios pictóricos, consiguiendo acercarse a la abstracción geométrica que finalmente hará suya.
1995 – 2006
En esta etapa le llegan los reconocimientos, con el inicio de distintas muestras individuales catalogadas de su obra pictórica, como las siguientes:
* Exposición «Diego Ruiz Cortés, 40 años de pintura» organizada por la Casa de la Cultura de Dos Hermanas.
* Exposición «Diego Ruiz Cortés en Córdoba» organizada por Caja Sur, donde presenta obras de las series «Perfiles» y «Figuras Imposibles»
* Exposición individual «Geometría y Color» en la sala de la Fundación Cultural de Aparejadores de Sevilla.
* Exposición individual «Diego Ruiz Cortés. Espacio Geométrico» en la sala San Antón del Centro Cultural de Granada.
De esta época destaca la consolidación de un lenguaje geométrico desarrollado durante más de 20 años, con una evolución coherente, reflexionada y metódica<ref>Dr. Julio Soler Ballesteros</ref> Las figuras y los espacios geométricos que han salido de su mente se han compuesto y descompuesto, creando las figuras imposibles con una abstracción forzada a base de planos de colores vivos.
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